"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 28 de marzo de 2012

La Broncemia: Un mal que afecta cada vez más a los médicos.

Esta semana les he traído un tema interesante. Habla de una enfermedad cuyo nombre nunca había escuchado, sin embargo al leer el artículo vi que ya había hecho varias veces el diagnóstico... y quizás (Dios no lo permita) alguien lo haya hecho en mi.

El primer caso de broncemia fue descrito en Córdoba (Argentina) por los doctores Feijoo Osorio y Narciso Hernández. La enfermedad ha tomado interés debido a unas conferencias TEDx dictadas en Córdoba por el Dr. Francisco Occhiuzzi 

Coincidencialmente me llegó este artículo el mismo dia que recibí el video del Dr. Occhiuzzi.   

El artículo que les traigo fue publicado en  la revista Cafetinotas del mes de marzo de 2012, boletín mensual de los médicos de la Clínica Cardiovascular Santa María de Medellin, cuyo editor es el Dr. John Jairo Salas.

El Dr Salas hace una excelente explicación de la enfermedad.

A continuación les traigo el artículo y mas abajo el enlace para ver el video de la conferencia del Dr. Occhiuzzi.


La Broncemia:  Un mal que afecta cada vez más a los médicos

Editado de un video del Dr. Francisco Occhiuzzi  *

La Broncemia, es una enfermedad de curso crónico y carácter degenerativo, causada por la acumulación progresiva de bronce en la sangre,  lo que afecta la expresión corporal,  la esfera mental y la personalidad. Los médicos que la sufren aquejan un delirio,  cada vez más organizado que les hace pensar que son tan importantes,  que merecen una estatua de bronce en el patio principal del hospital en que trabajan.

Fue descrita hace medio siglo, por los doctores Narciso Hernández y Feijoo Osorio en la Universidad de Córdoba,  Argentina, país donde esta enfermedad es endémica.

La Broncemia es una intoxicación que se adquiere en los medios en los que se presume de un alto nivel de intelectualidad, como las universidades, los estrados judiciales, las sociedades científicas, los círculos intelectuales,  las juntas de gobierno de las empresas, el mundo deportivo y,  los casos más graves aparecen entre los políticos donde la enfermedad aparece sin pródromos ni antecedentes,  manifestándose con soberbia y arrogancia.

Pero nos interesa analizarla en el cuerpo médico, donde es particularmente grave porque termina afectando la relación médico paciente y el ambiente laboral.

Es más común en los hombres pero es más grave en las mujeres,  en las que aparece una variedad incurable con síntomas más severos.

Puede aparecer a los 45 años, pero es más frecuente entre los 55 y los 65 cuando el deseo de disertar es inversamente proporcional a la capacidad de discernir.

Existe una variedad juvenil, que afecta a los internos y generalmente trunca sus carreras, porque pueden llegar a ser grandes científicos pero nunca podrán ser buenos médicos.

Síntomas: Diarrea mental, hipoacusia interlocutoria y reflejo cefalocaudal constituyen la triada patognomónica.

La diarrea mental es el síntoma primordial. Pero su logorrea tiene un tinte característico: hablan erguidos, como si estuvieran en un púlpito y todos sus escuchas fuesen súbditos que los admiran.

La hipoacusia interlocutoria  es la condición sinequanon para el diagnóstico: estos pacientes no oyen a sus interlocutores.

El reflejo cefalocaudal, manifiesta un estado avanzado de la intoxicación en el que ya hay depósitos de bronce en la médula espinal e imprimen un modo de caminar característico: “marchan pavoneándose: cabeza erguida,  mentón elevado, columna rígida y cola parada”

La paradoja patogénica es que “a mayor cantidad de bronce en la sangre, menor peso corporal” y estos pacientes no caminan… “levitan majestuosamente”


Se reconocen tres etapas de la enfermedad:

La primera,  PEDANTITIS caracterizada únicamente por hipertrofia del ego y un discurso pedante; estos pacientes pierden la capacidad de sonreír y se les olvida hasta saludar; en esta etapa ya existen niveles importantes de bronce en la sangre, pero todavía no hay depósitos en los órganos blanco; sin embargo se hace fácilmente reconocible para los compañeros de trabajo que no pueden soportarlo.

La segunda, IMPORTANTITIS, fase media caracterizada por el delirio; los depósitos de bronce se van acumulando primero en los miembros inferiores, produciendo la marcha característica y van ascendiendo manifestando todos los síntomas de manera florida hasta comprometer el cerebro. El afecto plano y la insensibilidad extrema reflejan los depósitos de bronce en el corazón.

La tercera, INMORTALITIS, es la fase terminal de la enfermedad en la que ya el cerebro ha sido reemplazado totalmente por acúmulos de bronce y el paciente no solo se cree una estatua de bronce sino que se comporta como tal.  Estos hallazgos se confirman en la necropsia, porque, estos pacientes también se mueren.

Prevención: La única forma de defenderse de esta enfermedad es introyectar el deseo de ayudar a los pacientes y colaborar con los compañeros. Es importante vacunarlos a todos con el buen ejemplo

Tratamiento: Ejercitar a diario el  espíritu de servicio, no como un acto obligatorio, sino como una actitud de vida, como un ejercicio de nuestro humanismo
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Nota final: Estudios retrospectivos han mostrado que a ningún médico afectado de broncemia, le han erigido una estatua.

Los médicos médicos que merecen una estatua de bronce, nunca han padecido de la terrible enfermedad de la broncemia. Como el que ilustra esta nota, el Dr. Manuel Uribe Ángel, ejemplo de médico humanista, aqui inmortalizado en el bronce porque precisamente nunca tuvo Broncemia. 

Autor:  Dr John Jairo Salas Tavera. 


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A continuación les dejo el video del Dr. Occhiuzzi

*   El Doctor Francisco Occhiuzzi,
Es  médico egresado de la Universidad Nacional de Córdoba,  Especialista en Flebología y Linfología.








miércoles, 21 de marzo de 2012

20 claves para reconocer a un imbécil (En medicina).

El siguiente artículo fue publicado por el Dr. Daniel Flichtentrei, medico cardiólogo argentino en su página  la Verdad y otras mentiras.     

Tengo que admitir que descubrí (por enésima vez) que sigo siendo un imbécil.



Las patéticas caras del éxito.


“Si no fueran tan temibles

nos darían risa.
Si no fueran tan dañinos
nos darían lástima”.
                              J. M. Serrat

Es imposible huir de ellos. Nos rodean. Establecen las reglas del juego y nos obligan a jugarlo. Si la moneda sale cara: ganan ellos, y si sale sello: nosotros perdemos. Tienen, en el lugar del corazón, su propio ombligo. Sonríen felices como conejos, sólo porque son idiotas como lagartos.

Van 20 claves. Pero hay más, muchas más. Casi todas ellas las he identificado en mí mismo en algún momento de mi vida. He superado unas pocas, pero el resto me vuelven a crecer como una hierba empecinada que se resiste a morir. Ustedes ya saben, ese imbécil también soy yo.

  1. Supone que su condición de médico lo habilita para opinar con impunidad de todo cuanto se le ponga delante.
  2. Considera que sus explicaciones respecto de los acontecimientos de la vida de las personas son: suficientes, únicas, verdaderas.
  3. Convierte a todo diagnóstico en un juicio moral, distribuye culpabilidades y aplica sanciones. Su práctica es policial y él se siente un gendarme de la “vida correcta”.
  4. Piensa que los modos de existencia de las personas obedecen a decisiones racionales y voluntarias.
  5. No educa ni hace sugerencias, ¡da órdenes! Y acusa a quienes no las cumplen por su debilidad de carácter o su escasa inteligencia para comprender sus razones autoevidentes.
  6. Se siente autorizado a dar consejos sobre la vida privada de las personas, especialmente cuando nadie se los pide. Sus temas preferidos son: las relaciones personales, la conducta sexual, los valores, incluso cuando es evidente que carece de la más mínima aptitud para hacerlo.
  7. Cree que acumular información es garantía de “conocimiento”.  Que la mera suma de datos produce el “significado”.
  8. No establece diferencias entre la epidemiología y la clínica, entre las poblaciones y los individuos.
  9. Considera que las “probabilidades” son “hechos”.
  10. Considera que el ejercicio de la medicina consiste en la aplicación automática de un conjunto –bastante limitado- de algoritmos y cursos de acción.
  11. Reconoce la existencia del error, pero sólo en los demás.
  12. Comprende el significado de la “incertidumbre clínica”, pero jamás la ha sentido personalmente.
  13. Tipifica a todas las emociones y sentimientos como síntomas y actúa en consecuencia.
  14. Piensa que enseñar es exhibir lo que conoce como un tesoro al que sólo él tiene acceso.
  15. Cree que el reconocimiento no proviene de las personas sino de los journals.
  16. Piensa que los más  jóvenes son tan ignorantes que no pueden reconocer sus méritos por lo que no se le acercan. Jamás se le ha ocurrido pensar que, precisamente porque reconocen sus atributos, es que huyen de él como de la peste.
  17. Siempre encuentra escenarios donde exhibirse. Supone –¡está convencido de ello!- que los demás quieren saber de él y conocer el repertorio completo de sus merecimientos.
  18. Convierte todo lo que toca en instrumento para su promoción personal. Sus actos son mercancías y sus únicas recompensas “utilidades”.
  19. Busca la fama, la exhibición y el dinero porque supone que los merece. Ignora  la solidaridad, la gratitud y la austeridad porque no imagina para que sirven.
  20. Circula satisfecho y feliz con su producto –que es él mismo- pero sólo porque su propia vulgaridad le impide advertir el bochornoso espectáculo que representa.
                                                                                                                                
Dicen los que saben que no se debe escribir enojado. Eso es precisamente lo que estoy haciendo en este momento. Afirman que la calma permite administrar las emociones negativas con inteligencia y evitar afirmaciones imprudentes que más tarde no podrán sostenerse. Lo comprendo. Pero eso no impide que lo haga.
 Dr. Daniel Flichtentrei


miércoles, 14 de marzo de 2012

El viaje a la Luna: Georges Méliès

Hace poco estuve viendo una película que recordaba la vida de Georges Méliès.   (Véase "La invención de Hugo")

Esta semana quiero hacer mi humilde homenaje a éste gran maestro del séptimo arte. 

Les quiero compartir una de sus más famosas películas.

Le voyage dans la lune (1902)
El viaje a la luna (1902)
A trip to the Moon (1902)
Voyage to the Moon (1902)

Dirigida por Georges Méliès
Género:  Ciencia Ficción.
País:  Francia
Duración:  12 minutos
Color:  Blanco y negro
Banda Sonora:  Muda.
Créditos:  Basada en la novela de Jules Verne.


Casting:
Victor Andre
Bleuette Bernon (Lady in the moon)
Henri Delannoy
Depierre
Georges Méliès  (expedition Leader)
Jeanne D´Alcy


Hasta la próxima Semana. 

miércoles, 7 de marzo de 2012

40 cosas que los médicos no deberíamos olvidar

Trascribo textualmente un artículo publicado por Intramed (Revista virtual Argentina sobre temas de Medicina. )

40 cosas que los médicos no deberíamos olvidar
Malentendidos y olvidos de la práctica cotidiana.

IntraMed
 
Estoy recopilando situaciones clínicas, conflictos y malentendidos de la práctica diaria. Van algunos de los que veo a cada rato. Especialmente en mí mismo que soy el peor de todos. Ojalá ayuden. ¿Ustedes tienen otros para agregar a mi lista?

  1. Los pacientes tienen “biología” pero también “biografía”.
  2. Los pacientes tienen orejas. Pero los médicos también.
  3. “Interrogatorio” y “escuchatorio” no pueden reemplazarse mutuamente.
  4. efecto placebo no significa falta de efecto.
  5. Tu palabra puede ser un remedio pero también un veneno.
  6. Cada vez que alguien no pudo entender, alguien no supo explicar.
  7. Ninguna indicación es una orden.
  8. Las recomendaciones se negocian, no se imponen.
  9. Nadie hace lo que no comprende o lo que contradice sus valores.
  10. Lo que los pacientes ignoran que saben y los médicos no saben que ignoran.
  11. Una enfermera sabe todo lo que a nosotros nadie nos enseñó jamás.
  12. Un dato clínico no es un juicio clínico. El primero sin el segundo es inútil y peligroso.
  13. Un “dato” no es una “cosa”.
  14. “Significación estadística” y “significación clínica” no significan lo mismo.
  15. “Riesgo” y “peligro” no son sinónimos en medicina.
  16. Encontrar una variable anormal no significa encontrar una enfermedad.
  17. Normalizar un parámetro no significa alcanzar la curación.
  18. La normalización de variables y el bienestar del paciente no son la misma cosa.
  19. La ausencia de evidencia no significa evidencia de la ausencia.
  20. Ningún estudio está justificado sino no responde a una pregunta y no cambia una conducta.
  21. Si la probabilidad es baja la indicación es débil.
  22. Encontrar algo no siempre significa hacer algo.
  23. Para quién no sabe hacia dónde va, todos los caminos son equivocados.
  24. Si escuchas galopar es muy probable que se trate de un caballo. Pero podría tratarse de una cebra.
  25. Un síntoma es un síntoma. Encuentres o no un dato que lo justifique.
  26. Si encontras una queja que no tiene “motivo”. Ya has encontrado el motivo de la queja.
  27. Las enfermedades psicosomáticas no existen como categoría. Ya que no hay ninguna que no lo sea.
  28. Cuerpo y mente son recursos del lenguaje. En el mundo real no existe una sin el otro.
  29. Error y culpa no son sinónimos.
  30. La incertidumbre no es una debilidad de la clínica. Es su propia naturaleza.
  31. Una probabilidad no es un hecho.
  32. Un dato sin contexto es un castillo construido en el aire.
  33. Una asociación no es una causa.
  34. La práctica médica no se basa en la autoridad sino en las demostraciones.
  35. No son las hipótesis bellas sino sus comprobaciones rigurosas el fundamento de una intervención.
  36. Cuidar no es menos importante que curar.
  37. El cuidado de los pacientes se basa en el cuidado de los pacientes.
  38. Tu curriculum dice menos de vos que tus pacientes.
  39. Los papers no son el propósito de la medicina.
  40. No es necesario que los pacientes te admiren. Aunque es muy recomendable que te quieran.

D.F

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ADENDUM:
Posterior a la presente nota descubrí que las iniciales D.F corresponden a Daniel Flichtentrei, cardiólogo argentino quien muy amablemente me autorizó a publicar algunos textos de su página personal.  la Verdad y otras mentiras    

Un abrazo fraternal y un saludo al doctor Fichtentrei.