"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 28 de noviembre de 2012

La punción lumbar.

Se acerca el día del médico el 3 de diciembre, y para esta ocasión les quiero compartir uno de mis cuentos que está incluído en el libro Ane-Doctas de un médico desmemoriado y en el libro La monja sin cabeza y otros cuentos. 

Este cuento fué escrito en 1997 y ganó el primer premio en el concurso Literario "Humorismo y Medicina" - Jorge Franco Vélez, de la Cooperativa Médica de Antioquia COMEDAL en 2003. También fue publicado en el diario Occidente (en Cali.). 

Espero sus comentarios... 

y felicidades a mis colegas en su día 

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LA PUNCIÓN LUMBAR


Cuando el Dr. Víctor Espinal se encontraba haciendo su residencia en Anestesiología, nos narró la siguiente historia que aunque despierta la risa en quien la escucha, puede llegar a ilustrar sobre la escasa y mala información que los médicos damos a los pacientes acerca de sus propias enfermedades y tratamientos. Es de aclarar que los nombres y los hechos han sido alterados un poco para proteger a los inocentes y a los no inocentes.

En cierto prestigioso hospital, el médico interno iba a practicar una punción lumbar a un paciente con la asesoría del anestesiólogo.  Dicho procedimiento consiste en introducir una larga aguja por el espacio que existe entre las vértebras en la columna lumbar, con el fin de extraer líquido cefaloraquídeo. La aguja consta de dos elementos: una aguja hueca que es llamada camisa, y otra especie de aguja delgada llamada alma que va por dentro de la camisa, y que se retira para que salga el líquido una vez se haya llegado al sitio adecuado.

Cuando el médico interno y su profesor llegaron a la sala de procedimientos, el paciente ya reposaba intranquilo en una camilla.  Sin zapatos ni medias; sin pantalón, camisa o ropa interior; tan solo con una bata verde clara abierta por la espalda, daba la impresión de que el paciente había sido condenado a la silla eléctrica. 

Conocedor de la naturaleza humana, el anestesiólogo se dirigió a su paciente y lo tranquilizó con las conocidas palabras: “Mire don Joaquín, el procedimiento que el doctor (refiriéndose al novato interno) le va a practicar, es un procedimiento sencillo que no tomará más de veinte minutos.  Es muy simple.  Solo se introducirá una aguja por la espalda hasta llegar a la médula espinal, y se le sacará un poco de líquido de allí.” 

Cuando el paciente apenas estaba tratando de descifrar que era una espina medular o menuda espinular o cosa parecida el anestesiólogo cambió su expresión y con cara de drácula ante la visión de las venas del cuello de una damisela, continuó con el ultimátum: 

      - “Pero tengo que advertirle que durante el procedimiento necesitamos toda su colaboración. No debe moverse por nada del mundo. Si llegara a moverse, podría incluso quedar paralítico.  Hay que tener en cuenta que con la aguja vamos a llegar hasta muy adentro”.

Y sin dar tiempo a que el paciente reaccionara, y pidiera auxilio salió de la sala con su pupilo detrás con la intención de lavarse las manos, mientras que una enfermera que parecía un sargento del ejército alemán le embadurnaba la espalda a su víctima con un jabón café.

Pocos minutos más tarde, cuando el paciente había contemplado todas las formas imaginables de escapar (desde una pelea cuerpo a cuerpo, bisturí en mano contra la enfermera-sargento, hasta arrojarse por la ventana de la sala -ubicada en un séptimo piso- caer envuelto en las cortinas y desaparecer del país), entraban los dos médicos, profesor y alumno, con sendas mascarillas cubriendo su rostro y con guantes de cirujano en sus manos levantadas.

Ya resignado a su suerte, el paciente se acomodó en la camilla de examen, en tanto que profesor y alumno se ubicaban a su espalda.  Luego de que el médico interno ubicó el sitio entre las vértebras y colocó con una pequeña jeringa la anestesia local, el anestesiólogo tomó el alma de la aguja y la introdujo en la camisa de la misma y con acto solemne entregó aquel instrumento a su nervioso discípulo.

Mientras el paciente y el médico interno sudaban profusamente, el primero por miedo y el segundo también, el profesor iba explicando cada paso:

         -  Lo primero que se atraviesa es la piel. ¿La siente usted?

Y el alumno asentía.

       -  Ahora, muy lentamente va introduciendo la aguja (camisa y alma) y va penetrando el tejido subcutáneo. ¿Lo siente usted?

Y el alumno iba introduciendo lentamente, milímetro a milímetro la aguja mientras asentía.

      - Ahora atravesará los ligamentos de la espalda, ligamento interespinoso, ligamento amarillo, y luego sentirá que se perderá la resistencia al paso de la aguja. Eso indica que ha atravesado las membranas meníngeas y ha llegado al espacio raquídeo.

El interno muy lentamente introducía la aguja, milímetro a milímetro, mientras gotas de sudor recorrían su frente. El paciente muy quieto, inmovilizado por el terror, más que por el dolor que le producía la delgada aguja. El interno casi no respiraba tratando de no introducir la aguja más de la cuenta. De repente, sintió que la delgada aguja había atravesado una membrana y que ya deslizaba más fácilmente. Volteó a mirar a su profesor buscando su aprobación.

El anestesiólogo con la serenidad que lo había caracterizado durante todo el procedimiento preguntó al interno: 

    - ¿Sintió que se perdió la resistencia y que llegó al espacio raquídeo?
        -    Sí, señor - dudó el joven.
      Muy bien, pues si ya llegó al espacio raquídeo, entonces sáquele el alma.

A lo que el paciente prorrumpió en llanto: 

        -  No el alma no, por lo que más quieran, no me saquen el alma.  ¡¡¡EL ALMA NO!!!.


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miércoles, 21 de noviembre de 2012

La Tempestad Rossini-Disney

Encendí la radio y mi emisora favorita estaba presentando la obertura Guillermo Tell de Gioachino Rossini. Cuando llegó a la parte de la tempestad, automáticamente recordé al Pato Donald y a Mickey Mouse. 

No me extiendo más.  Que la música suene y las imágenes nos hagan sonreir...







Hasta la próxima semana.

Nota aclaratoria: por disposición de Disney, no es permitido compartir ningún video de ellos. Qué lástima que las generaciones posteriores nunca conocerán dicha obra de arte, pero así es el mercado. Algunos ofrecen muestras de sus productos, otros por el contrario los ocultan, confiando en que alguien pague lo que antes era gratis. 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Mi declaración de renta

Este texto lo copie de Facebook de Roberto Perez.


Declaración de renta
 
Me devolvieron la declaración de impuestos.
Si, hace unas semanas recibí el formulario para su actualización y me ha sido devuelto.
No entiendo por qué, si fui muy explícito llenando todas las casillas, incluso elaboré algo más de lo normal, al responder la pregunta:

¿Tiene personas a su cargo o que dependan de usted?


Yo respondí:


- 2 millones de desplazados

- 1 millón de delincuentes
- 5 millones de desempleados
- 4 millones de indigentes
- 1.100.000 personas repartidas en unas 80 prisiones
- 350 entre idiotas y ladrones en el Congreso
- Tres "honorables" Cortes inútiles y delinquiendo
- 70% de la población colombiana con SISBEN
- Miles de adolescentes pariendo como curíes con todos los gastos pagos
- Miles de "víctimas" por falsos positivos
- Secretarios de Camara y Senado recibiendo pagos por montos monstruosamente altos! Que verguenza!!!!


Pudo no haber sido la respuesta adecuada.


Por lo visto, no les pareció del todo completa. ¿Me habré olvidado de alguien? ¡Ayúdenme!
 
 
 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El género de las palabras.

En los últimos años se ha armado una tremenda alharaca debido al concepto erróneo de que la igualdad entre  los sexos debe trasladarse al idioma. 

Hace unos años un rector de un colegio invitaba a los padres de familia a una reunión de la siguiente forma. 

"Se invita a los padres de familia de nuestros alumnos a una reunión con los profesores en sus respectivos salones, para hablar sobre el rendimiento académico de sus hijos."

Después de que llegaran unas mal llamadas feministas, el mismo rector tuvo que corregir la invitación.

"Se invita a los padres y madres de familia de nuestros alumnos y alumnas a una reunión con los profesores y profesoras en sus respectivos salones para hablar sobre el rendimiento académico de sus hijos e hijas."

Y es que algunas personas han empezado a exigir que ya no se diga la "juez" sino "jueza",   ya no es "la comandante" sino la "comandanta".  Ya no se necesita una "ayudante", sino una "ayudanta".

Algunas mujeres y muchos hombres han enarbolado propuestas de cambios idiomáticos para hacer creer que están a favor de los derechos de la mujer.  Como si decir que "un edicto fue firmado por la señora juez municipal" fuera una ofensa al género femenino. 

Pero no quiero ser yo quien presente argumentos:  
a continuación les traigo un artículo de la escritora Rocío Velez de Piedrahita publicado en el periódico El Colombiano que trascribo a continuación.  


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ÉL DICE: ¡APÚRATE!; ELLA RESPONDE: ¡YA, YA VOY!

Por ROCÍO VÉLEZ DE PIEDRAHÍTA | Publicado el 21 de octubre de 2012.  El Colombiano


Sigue creciendo la moda de empeñarse en decir todos los sustantivos que se refieren a personas, en masculino y en femenino.

El resultado es un prolongamiento innecesario de frases que serían cortas y claras; o como aconsejó un abogado a una clienta, antes de entrar a un alegato judicial: "no aclare que eso obscurece".

El complejo gramatical femenino está complicando el idioma y dificultando la expresión sosegada, relajada.

Aún recuerdo a un presidente de México que para saludar al Papa se atracó en que lo querían saludar los mejicanos y las mejicanas, los niños mejicanos y las niñas mejicanas, los jóvenes y las jóvenes, los ancianos y las ancianas, y el discurso no salía de ahí y el Sumo Pontífice miraba respetuoso, pero atónito.

Recibí un mail de una profesora ya mayor, sobre este tema y entresaco ejemplos suyos, con algunos míos.

Se detiene en el complejo femenino que quiere feminizar todas las expresiones y palabras. Según esta corriente, una tremenda feminista para decir que está lista, y ya va, no dice "yo ya voy", sino "ya, ya voy".

La profesora aclara que en castellano hay participios activos: el de atacar es atacante, el de salir saliente, el de cantar, cantante. Sea hombre o mujer.

El participio activo del verbo ser es 'ente', que significa el que tiene identidad, el que es; por eso al nombrar al que tiene capacidad de ejercer una acción se expresa el verbo y se añade la terminación ente, sea hombre o mujer: no se dice presidenta sino presidente, no se dice estudianta sino estudiante, y así con paciente, dirigente, residente y no pacienta, dirigenta y residenta.

Como no tienen el complejo de exigir o en vez de a, - disque porque eso es segregar, desdeñar...- los hombres no pretenden que se diga dentisto, poeto, sindicalisto, pianisto, contratisto, taxisto, artisto, periodisto, trompetisto, violinisto, electricisto, policío, ni machisto.

Tampoco se molestan -¡ni siquiera lo notan…- que los sustantivos que indican grupos humanos sean en su mayoría femeninos: la gente, la multitud, la población, la plebe, la oligarquía, la infancia, la vejez, la comunidad, la feligresía, etc. etc.

Algunos grupos de animales van en femenino: la manada, la bandada, y en cuestión de animalitos pequeños, insectos, los hay que ni siquiera tienen masculino.

Debe haber cucarachos, y hormigos, y araños, puesto que se reproducen, pero no he visto nunca un aviso de insecticida que se anuncie como exterminador de pulgos.

¿Por qué no podemos seguir usando el idioma como lo usó Cervantes? ¿O más cerca, Carrasquilla? ¿O todavía más cerca, algunos de nuestros buenos escritores actuales?

Para demostrar la confusión que trae esta obsesión por decirlo todo en femenino y en masculino, el mail que recibí termina diciendo que no es lo mismo tener "un cargo público" que ser "una carga pública".


Hasta la próxima semana.