"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 26 de diciembre de 2018

La novena de Aguinaldo

Desde hace unos años, por estas épocas navideñas, las calles de Medellín se llenan de automóviles con cuernos y narices rojas. Mi espíritu de Grinch gozaría si pudiera verlos encartados conduciendo por una ciudad cubierta por varios centímetros de nieve. Pero no. No estamos en una zona donde haya nieve, ni mucho menos renos. Yo preferiría que  esos despistados cogieran sus vehículos y se fueran a un ambiente que realmente combinara  con esa fauna. Lo menos que quiero, son carros disfrazados de renos conducidos por burros coléricos que no saben parar en un semáforo ni ceder el paso a un anciano que intenta cruzar la calle.  

Es que hay mucho esnobista suelto por ahí copiando tradiciones que son de otras culturas.  Se la pasan hablando de "papá noel" sin saber siquiera que "Nöel" traduce navidad. La mayoría incluso dicen "Santa Claus", desconociendo que es realmente Saint Niklós y que su nombre hace referencia a San Nicolás, un hombre que realmente vivió hace varios siglos y del cual Coca-Cola Company se aprovechó metiéndolo en un traje rojo para vender su refresco.  (Leer ¿Santa Claus o San Nicolás?)

Por el contrario olvidamos las costumbres autóctonas y desconocemos sus orígenes.

Esta semana quiero destacar una tradición completamente colombiana.  La novena de Aguinaldo.

La novena de Aguinaldo fue escrita en 1743  por el padre Fernando de Jesús Larrea,  un sacerdote franciscano nacido en Quito en 1700 y que vivió  y murió en Cali en el año 1773.  Durante su carrera misionera,  estuvo en el valle del Cauca, Cundinamarca, Boyacá, Santander y Tolima.   En Popayán reformó un colegio, y en Cali fundó el Colegio de Misiones San Joaquín (actualmente conocido como el Convento de San Francisco).



No solo a él se le atribuye la novena de Aguinaldo, que se reza en Colombia,  Ecuador y Venezuela, sino también el conocido Villancico "Dulce Jesús Mio" (autoría también atribuida al padre Manuel Almeida)





La próxima vez que pongas múerdago bajo un dintel, o cuando seas invitado a una fiesta de sweaters de Navidad,  recuerda que nosotros aquí en nuestro país también tenemos historias que valen la pena conocer y tradiciones que son tan valiosas como las extranjeras. 

Espero que hayan tenido unas felices fiestas y que ningún reno los haya atropellado. 



Nota de Actualización (julio 2020) 
El video que se subió cuando se hizo esta entrada (diciembre de 2018) fue retirado de la web y ya no está disponible.  En su defecto subo este otro video que trae algunos apartes del video borrado. 






miércoles, 19 de diciembre de 2018

La tregua de navidad

Este video que comparto a continuación está basado en una historia real que ocurrió en el frente de Flandes entre el 24 y 26 de diciembre de 2014, cuando sucedía la primera guerra mundial.  Dos ejércitos enfrentados hicieron una tregua por su cuenta a pesar de las ordenes de sus generales.    


¿Que pasaría si organizaran una guerra y nadie fuera?

Si desean conocer más de esta bella historia, revisen mi entrada de 2009 La noche de paz de la gran guerra donde cuento  algunos detalles del evento histórico 





Nota adicional:  El video hace parte de una campaña comercial de la cadena británica de almacenes Sainsbury's
¡Que buen comercial!

Mas información en: 

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Espartaco y Frigia en el teatro del bosque

Los humanos tenemos un historia de guerras y conflictos desde el inicio de las primeras civilizaciones. 

Las luchas entre humanos no solo son por tierra y comida,  también son por ideologías y religiones. La especie humana tiene un chip mental que nos obliga a dividirnos entre "nosotros" y "ellos". Consideramos enemigos a los que no son "nosotros".  

Esa segregación con frecuencia se fundamenta en la religión, la ideología, el color de la piel, o el idioma. 

Pero hay un idioma universal que nos puede unir: La música. 

A continuación les comparto un video en el que se interpreta el Adagio de Espartaco y Frigia del compositor armenio Aram Khchaturian, en el Teatro del Bosque de Berlín (Berliner Waldbühne). 

Quiero que mientras escuchan la música, observen al público y vean lo que ocurre cuando los humanos nos dejamos elevar por el arte. 







Adagio de Espartaco y Frigia
Compositor:   Aram Khachaturian  (1903-1978)
Orquesta Filarmónica de Berlin
Director:  Ion Marin
Locación: Berliner Waldbühne.

El ballet Espartacus fue escrito entre 1950 y 1954 y fue estrenado en el Teatro Kirov (Leningrado) el 27 de diciembre de 1956. La obra recibió la aclamación del público y ganó el premio Lenin en 1959.

La trama del ballet se basa en un evento histórico real: una larga e infortunada revuelta de esclavos contra el dominio romano en el siglo I antes de Cristo.

El adagio Spartacus & Phrygia  (suite No 2 del Ballet) nos lleva al reencuentro de Espartaco, el líder de los esclavos,  con su amada Frigia mientras evocan su lejana patria, Tracia.

En Colombia, los que tengan mas de 40 años recordarán que dicha melodía fue el tema de inicio de un programa de televisión de los años 70s. Teatro popular caracol.

Espero lo disfruten. 

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Entendiendo el villancico "mira como beben los peces en el rio"

En 2014 publiqué en este blog una crítica al villancico "Mira como beben los peces en el río"

En ese entonces yo explicaba que los peces no bebían ni volvían a beber... que ellos simplemente hacían un proceso de osmoregulación.  Ver enlace acá.



Hoy debo retractarme.

Ya entendí de donde surgió el villancico.




Hasta la próxima semana.


miércoles, 28 de noviembre de 2018

Avner el excéntrico

Avner el excentrico  (Avner Eisenberg)  es un  es un actor,  payaso, mimo, malabarista y mago​ estadounidense.  

Quizás algunos lo recuerden por su papel de “La Joya”, (el hombre santo) en la película La joya del Nilo, de 1985. 

A continuación les comparto su presentacion en el Moisture Fest de 2011



No queda duda de que el hombre, de verdad es una joya.  








miércoles, 21 de noviembre de 2018

Ideología de género

Defender la idea de que la especie humana solo se divide entre hombres y mujeres no es una cuestión religiosa.  Tampoco se trata de un problema ético o moral. Se trata de una cuestión netamente biológica. Se nace niño o niña según el cromosoma que nos haya tocado. 

La situación es así de clara. Un humano nace humano, así crea que está en el cuerpo de un perro y al crecer le de por ladrar, y levantar la pata para orinar cada que vea un árbol. 

Es un error enseñar a los niños que el sexo se escoge. Uno puede, cuando crezca decidir si estará contento con el género que le tocó, pero mientras ello ocurra, hay que dejarles claro que los niños son niños y las niñas son niñas.  

A continuación les comparto este video. 


A propósito... Para los que insisten que una persona puede estar en un cuerpo equivocado, les pido una ayuda:   soy un multimillonario en el cuerpo de un asalariado... 


miércoles, 14 de noviembre de 2018

En defensa de la Universidad Pública. Haciendo cuentas

Recientemente (y me refiero a los últimos cuarenta años), los estudiantes universitarios han liderado cambios sociales. Algunos por medio de marchas y protestas, pero otros, a través de la violencia y el vandalismo. 

Hace unos pocos meses, a raíz de que la izquierda no ganó  las elecciones en Colombia, se ha promovido una serie de protestas con el pretexto de la defensa de la educación pública. 

Comparto que se hagan protestas. En una democracia, las personas tienen derecho a expresar sus opiniones. Lo que no comparto es que los mismos estudiantes impidan el acceso a la educación pública. 

Me explico. 

Una protesta sirve para crear conciencia en los demás, sobre las inequidades de un sistema, sirve para presionar al gobierno a buscar mejores soluciones a los problemas. Pero aquí viene la contradicción. Cuando los estudiantes universitarios entran en paro, están impidiendo que los bachilleres recién graduados puedan ingresar a la universidad. Una institución de educación superior que está en paro no puede convocar a admisiones para nuevos estudiantes. Así mismo no puede graduar nuevos profesionales. 

Si solo se estudia un semestre por año, se está negando el 50% de los cupos posibles. 

Durante un paro, una universidad debe pagar a sus empleados, debe asegurar el aseo, pagar los servicios públicos y hacer mantenimiento a sus instalaciones. Un paro no ahorra dinero. Al contrario, genera gastos innecesarios.  

Cada estudiante en paro que se niega a continuar estudiando, está generando pérdidas a la universidad y  le está quitando el puesto a otro que quiere estudiar. 

Cuando terminé mi bachillerato, en 1983, tuve la fortuna de ser admitido en tres universidades (dos privadas y una pública). La universidad pública estaba en paro por lo que el primer semestre, que debió iniciar en enero de 1984, apenas comenzó en noviembre. Yo solo contaba con ahorros para pagar el primer semestre en la universidad privada. Tuve que rebuscarme cada seis meses el dinero para pagar en la universidad privada. Estudiar en una universidad publica no era opción para mí: debía ser productivo próntamente y en una universidad pública, una carrera de seis años demoraba doce. (Era húerfano y en ese entonces vivía de "arrimado" en la casa de unos tíos; no podía darme el lujo de que me mantuvieran por tanto tiempo.)

Con mucho esfuerzo terminé mi carrera en 1990 en la universidad privada y comencé a trabajar. Pasé cinco años de mi vida ejerciendo en pueblos de Antioquia porque yo estaba convencido de que había que retribuirle a la comunidad al haberme permitido estudiar. (también los estudiantes de universidades privadas tenemos conciencia social.)

En 1995 terminé de pagar mis deudas con el ICETEX, y en ese año llegaron a mi hospital, del cual yo era director, los estudiantes de la universidad pública que habrían empezado conmigo en 1984. Apenas iniciarían la práctica de décimo semestre mientras que yo hacía cinco años era una persona económicamente independiente y productiva para el país. Una carrera de 13 semestres, se convirtió para ellos en doce años.

Es cierto que a ellos les salió casi gratis. Pero mis deudas se pagaron antes de que ellos se graduaran y pudieran ejercer. Incluso, mis impuestos ayudaron a pagar sus estudios. Yo trabajé cinco años con la comunidad, mientras ellos (aún estudiantes), tiraban piedras, pintaban paredes y asistían a marchas por cualquier razón (algunas válidas, otras no tanto): la persecución a la UP, el incremento de la gasolina, el “imperialismo yanqui”, la ayuda norteamericana en Nicaragua, la caída de la URSS, la constituyente del 90, etc).





Pero hay algo en lo que muy pocos de los que protestan caen en la cuenta:

Las universidades públicas llevan décadas admitiendo una sola promoción de bachilleres y graduando una sola promoción de profesionales al año a causa de los paros, cuando en realidad pueden recibir el doble.

El acceso a la universidad pública se puede duplicar en forma muy sencilla: Aprovechando para estudiar los dos semestres que tiene el año.

Hacer un paro "para luchar por el acceso a la universidad pública" es tan absurdo como dejar de atender pacientes para luchar por el derecho a la salud o negarle la comida a un niño para protestar por la falta de asistencia alimentaria.

La mejor forma de duplicar el acceso a la educación pública es permitir que al menos dos veces al año, las universidades reciban estudiantes, y que gradúen dos cohortes de profesionales. (que podrán ser útiles al país, y que pagarán impuestos con los que se subsidiará la educación pública).

Cada estudiante en paro que se niega a continuar estudiando, está generando pérdidas a la universidad, le está quitando el puesto a otro que quiere estudiar y está demorando el ingreso de otro al sistema educativo.

No estoy en contra de la protesta. Estoy en contra de los que evitan que más gente estudie, engañando a los estudiantes con paros injustificados.

Si quieren protestar, ¡adelante!. Pero quedarse diez años estudiando una carrera de cinco es una canallada.

La culpa del bajo acceso a la educación no la tiene la universidad pública ni el gobernante de turno. La tienen los que hacen los paros.



miércoles, 7 de noviembre de 2018

1918: fin de la primera guerra mundial.

El 11 de  noviembre de 2018 se conmemora el centenario del final de la primera guerra mundial.

En cientos de lugares del mundo se están haciendo actos celebrando la efemérides.  Sin embargo, pocas personas conocen lo que ocurrió entre 1914 y 1918:  Una guerra que tuvo como casus belli el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo  y en la que participaron mas de quince naciones, con mas de 42 millones de combatientes y que dejó mas de 15 millones de pérdidas humanas,  sumiendo a Europa y al resto del mundo en la peor depresión económica que se había tenido en la historia humana hasta entonces.

A continuación les comparto un video de siete minutos donde se hace un resumen de dicha guerra, que terminó con Alemania aceptando las condiciones del Armisticio 



Algunos historiadores dicen que la guerra nunca acabó... solo hubo una tregua para continuar con la Segunda Guerra Mundial.  

Lo que si es absolutamente cierto, es que los humanos no nos podemos dar el lujo de repetir nuestra historia. 


miércoles, 31 de octubre de 2018

El amor tiene muchas formas.

Esta semana les traigo un fragmento del libro "33 razones para honrar mi vida" de la escritora colombiana Luisa Fernanda Mesa, editado por Hilo de Plata. 

Agradecimientos a la autora por haberme permitido compartir su texto. 


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VI

Todo empezó oyendo una vieja canción en el 
pasacintas del carro. 
Empecé a imaginarme una vida a su lado
y a fantasear lo imposible. 
Todo parecía tan lejano y tan inalcanzable, que 
incluso me construí un futuro y no un presente. 

Pero la vida te pone cómplices, hadas madrinas, 
hermanas mayores, llámalas como quieras. 
Segura de poderlo conquistar, pero temerosa de no ser 
digna, empecé a entregarme a la ventura de conocernos. 
Fueron días duros, fracasos, caídas, ganas de huir, 
llanto, heridas en los labios, ruido...
Creo que tarda bastante el proceso de aceptación 
cuando no se nace para algo o alguien, aunque se
trabaje con disciplina para conseguir una respuesta. 
Puedo hablar de mutua tolerancia pero no de amor.
Y como sucede cuando no te sientes correspondido, 
poco a poco nos fuimos dejando de ver. 
Ahora yace como un recuerdo, cargado de polvo, en un 
rincón de mi habitación. 
De vez en cuando intento agradarle, casi nunca
logramos una conexión que dure.
Pero sigo intentando, así sea por segundos, obtener la 
música que llena el pecho, la vibración que eleva, el 
ronco sonido que hace cosquillas en el alma. 

Convertirme por fin en la amante de un saxofón. 


Luisa Fernanda Mesa y su saxofón
 Fotografía:  Claudia Calle. 


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Para quienes quieran comprar el libro dejo el enlace acá.
Comprar libro 


miércoles, 24 de octubre de 2018

Isolda. Novela de Angela Ramírez

¿Alguna vez te ha pasado que te encuentras con alguien y sabes que le conoces de algún lado, pero no puedes recordar, por más que lo intentes, quién es esa persona, cuándo la conociste o en qué momento de tu pasado encaja?

Ahora, imagina una adolescente, que despierta  en el campo, en medio de un aguacero,  sin recordar quién es, y quiénes son los que la rodean. 

Imagina la angustia al descubrir  que su mundo cambió en un segundo y que deberá enfrentarse a un entorno que no conoce (o que por lo menos no recuerda). 



“La vida es simple: naces, creces, a veces te reproduces
y decides cuándo morir.
A veces no logras reproducirte antes de morir.”

Así empieza la primera novela publicada por la escritora colombiana Angela Ramirez. La historia de Isolda se desarrolla en Salitro, un alejado pueblo minero que alberga un misterio que la joven debe descifrar.  
 

Isolda no solo debe lidiar con su amnesia, sino que tendrá que descubrir qué pasó con su familia, mientras que enfrenta una serie de peligros de diversa índole:  Morir de hambre o ser internada en un orfanato; conseguir comida mientras se arriesga a ser atacada por un ártado; aprender a vivir sola en su casa del bosque sin perder su libertad.  La valiente niña tendrá que desenmarañar su pasado y también afrontar el peligro más extraño de todos los que suele enfrentar toda adolescente: el de sucumbir al amor. 


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Angela María Ramírez Gil.  

Medellín. Médica y cirujana de la Universidad de Antioquia, con estudios en artes plásticas y arquitectura.  Participó en el taller literario de la Biblioteca Publica Piloto, dirigido por Jairo Morales, y es actual participante del taller de escritores COMEDAL, que dirige el escritor Luis Fernando Macías. 

La autora fue finalista en el Concurso Nacional de Cuento y Novela de la Universidad de Antioquia en 1995

Otras publicaciones:  

-11 de abril (cuento).  Publicado en "Obra diversa". Antología del Taller de Escritores de la BBP (2007)
-Bigotes de Tinta (cuento).  Revista Cronopio (2014)
-Escalas del Sexto (cuento).  Colección Lineas Cruzadas. Hilo de Plata Editores. 2018

https://tienda.venndelo.com/angeladeletras/item-isolda-4324Título:  Isolda
ISBN: 978-958-48-4209-1
Autora:  Angela María Ramírez Gil
Año de Pubicación: 2018
Número de edición:1
Número de páginas:316
Tamaño:14x21cm.
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Género:  Juvenil - Ficción

Cómpralo aquí 


miércoles, 17 de octubre de 2018

Vade Retro Satanas - La medalla de San Benito.

Cuando era niño, cada vez que algún vecino indeseable se trasladaba a mi barrio, o cuando un arrendatario no quería irse,  me comisionaban para "echarle la medalla de San Benito" entre alguna de las rendijas. 

La clave era poner la medalla en algún sitio oculto de su casa, rezar la novena y la persona en cuestión se iba de la propiedad. 

Jamás creí que ello funcionara. De hecho, cuando la persona o familia indeseable permanecía en la casa que se quería hacer desocupar, siempre había un culpable: "Usted no supo esconder la medalla, y ellos la encontraron". Así pues, si el conjuro funcionaba, era gracias al benignísimo santo, pero si fallaba era culpa mía. 

Tengo algo más que decir: Me crié en el Barrio San Benito, uno de los primeros barrios de la ciudad de Medellín. A pesar de acudir religiosamente cada ocho días a su iglesia, jamás había detallado la medalla hasta hace unos pocos años, cuando una antigua amiga (Gloria Sánchez) me dio como agradecimiento por la cura de su enfermedad (en la cual tampoco tuve nada que ver), un llavero con la medalla de San Benito, con la esperanza de que me protegiera.




Nos soy dado a creer en talismanes y contras, pero conservo dicho llavero con cariño y agradezco a Gloria su regalo. La belleza de esta medalla me puso a consultar un poco sobre su origen.  

Hoy he decidido contarles un poco de San Benito y su medalla y ampliar lo que publiqué en este blog hace dos años sobre las horas canónicas 

San Benito de Nursia nació en el año 480 y murió en 547.  Fue el iniciador de la vida monástica en el occidente, siendo el Abad de Montecasino (Italia). 


 
Creó una serie de preceptos para la convivencia entre los monjes, la "Santa Regla" donde se establecían horarios, y normas de estricto cumplimiento.  

Dichas reglas, compiladas en 73 capítulos, establecían normas tanto religiosas como de convivencia. Determinaban el celibato, la prohibición de relaciones sexuales entre los monjes, ordenaba mantener el cabello ralo (en una época donde pululaban los piojos), o definía funciones jerárquicas en los monasterios. La Regla Benedictina fue la base para el surgimiento de los conventos y monasterios de la edad media y fue copiada y transformada por casi todas las órdenes religiosas. 

Pero volvamos a su medalla. 

En el anverso está el santo con su hábito, sosteniendo una cruz en la mano derecha (crux s. patris - Cruz del santo padrey su libro de reglas en la izquierda con la inscripción "Benedicti". Detrás de él hay un altar con un cuervo y una copa quebrada de donde sale una serpiente. 

Se dice que una vez quisieron envenenar al santo  pero cuando él bendijo la copa, ésta se quebró salvándolo de la muerte. También se dice que le sirvieron un pan envenenado y al bendecirlo antes de comerlo, un cuervo se lo llevó.

Alrededor de la medalla hay una inscripcion que dice: "Eius in obitu nostro presentia muniamur” (A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia)
En el reverso se observa una cruz con varias inscripciones:
En cada cuadrante hay una letra C-S-P-B (que significan Cruz del santo padre Benito - Crux Sancti Patris Benedictis) 

En el cuerpo de la cruz: C.S.S.M.L  (Crux Sancta Sit Mihi Lux - La santa cruz sea mi luz) y N.D.S.M.D (Non Draco sit Mihi Dux- No sea el dragón mi señor) 

En el borde las siguientes oraciones:

V.R.S. (Vade Retro Satana)
N.S.M.V (Numquam Suade Mihi Vana)
S.M.Q.L. (Sunt Mala Quae Libas)
I.V.B (Ipse Venena Bibas)

Retrocede satanás
Nunca me aconsejes cosas vanas
Es malo lo que me ofreces
Bébete tu propio veneno. 

Aun hoy se suele usar el famoso "Vade retro satanás" cuando nos están tentando con algo que no debemos hacer. 

¿Quien sabe?  a lo mejor la medalla aún tiene su poder. 

Hasta la próxima  semana. 

Posdata: (Febrero 2024) El doctor Lucas Ramírez me ha explicado que la parroquia de San Benito en Medellín (de la orden franciscana) no es en honor a San Benito de Nursia, sino a San Benito de Palermo. El primero fue fundador de la orden benedictina, el segundo, perteneciente a la orden Franciscana. 







miércoles, 10 de octubre de 2018

El libre desarrollo de la personalidad

Hace unos años la enseñanza en los colegios y universidades se impartía con severidad. Entonces, a ningún estudiante le estaba permitido dudar o controvertir lo que se le enseñaba. Un estudiante que no lograba el rendimiento esperado perdía el año o el semestre y debían repetirlo.

Los tiempos han cambiado. Ahora se habla de que el estudiante y el maestro construyen el conocimiento. No existen verdades absolutas y cualquier error cometido por un alumno debe considerarse como resultado del "libre desarrollo de la personalidad".

Las nuevas teorías dicen que el estudiante debe ser promovido al siguiente nivel, aún si no cumple con los estándares que se tenían. La tendencia actual establece que hay múltiples inteligencias, hasta el punto de considerar como un "sacrilegio" cuando un profesor no da una buena calificación a un estudiante que tiene otro tipo de "inteligencia"

En Colombia se puede consumir droga o tener sexo en un salón de clase porque hay que "permitir el libre desarrollo de la personalidad."

Para la muestra, les traigo este video sobre las "matemáticas alternativas" aunque puede aplicarse a muchos otros aspectos. 

Me temo que hace mucho llegamos a esto.


Hasta la próxima semana. 




miércoles, 3 de octubre de 2018

Invictus: William Ernest Henley

Las redes sociales son un caldo de cultivo para la desinformación.  

Hace algún tiempo vi que le atribuían a Morgan Freeman un poema escrito por William Henley. 

Para ser exactos, el mensaje que encontré en Facebook consistía en una fotografía del actor norteamericano, confundiéndolo con Nelson Mandela, quien supuestamente era el autor de tal poema. 

Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario.

¿Como así?

En la película "Invictus" se muestra a Nelson Mandela (interpretado por Morgan Freeman) recitando durante su cautiverio el poema de Henley.

Aquí viene la historia real:  

William Ernest Henley  Nació en Gloucester (Inglaterra) en 1849.  Siendo niño sufrió tuberculosis, luego le fue amputada una pierna.  En Edimburgo se hizo amigo de Robert Louis Stevenson quien -se cuenta- se inspiró en Henley para su personaje de Long John Silver para su novela "La Isla del Tesoro". (Sí, el personaje de la pata de palo).

Henley escribió con Stevenson cuatro obras de teatro,  luego fue crítico y autor de la Revista de Arte y de otras revistas más. Como editor publicó obras de Thomas Hardy, Sir James Barrie (creador de Peter Pan), George Bernard Shaw, H.G. Wells y Rudyard Kipling, entre otros.  

En 1875 William Ernest Henley escribió un libro de poemas titulado "In Hospital" que fue publicado según unas fuentes en 1888 y otras en 1903, año de la muerte del poeta.  Precisamente "Invictus" era el poema que Mandela solía recitar en su cautiverio. 

Luego llegaron Hollywood, las redes sociales y la gente que no cuestiona lo que lee. 

A continuación les comparto el poema.

INVICTUS

Out of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul. -

In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed. -

Beyond this place of wrath and tears
Looms but the horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds, and shall find me, unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate;
I am the captain of my soul.

INVICTUS

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.

En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Origen de la palabra "guayabo"

En nuestro medio hay muchos términos que a un extranjero puede parecer extraños. Uno de ellos es la palabra "Guayabo" cuando se usa para referirse a una resaca. 

Hace poco un profesor me envió un excelente texto escrito por Juan Gossain para el periódico el tiempo, el cual trascribo, y que nos puede dar luces sobre el origen de nuestro "Guayabo"

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Ayúdeme, por favor: ¿de dónde viene la palabra ‘guayabo’?


Tomado de www.eltiempo.com

La palabra –con sus dos sentidos– es uno de los pocos colombianismos que se usa en todo el país.

Hasta en el arte y la música popular se ha metido el famoso guayabo.

La verdad, aunque duela, es que nunca nos hemos preocupado por averiguarlo.

Los colombianos usamos mil veces diarias la palabra ‘guayabo’, en cualquiera de los dos sentidos que aquí le hemos inventado, pero hasta ahora nunca nos hemos preocupado por averiguar seriamente cuál es su etimología, de dónde proviene, cuál es su procedencia verdadera, dónde apareció, en qué región la inventaron. Es decir, por qué el guayabo se llama guayabo.

Sí, señor, yo sé lo que significa guayabo en Colombia. Ni más faltaba. Pero es que ese no es el problema ahora. Ahora lo que quiero saber es su origen y su motivación. Su razón de ser. De dónde diablos salió. Cómo nació y en qué parte.

Hasta en el arte y la música popular se ha metido el famoso guayabo. Francisco Gómez, el admirable cuentista antioqueño que firmaba sus obras como Efe Gómez, escribió a principios del siglo veinte un relato titulado Guayabo negro. Eso les demuestra a ustedes lo vieja que viene siendo la palabrita. Una canción llanera lleva el mismo título. Y en el Caribe colombiano ya es legendario El guayabo de la Ye, un porro que ha bailado medio mundo y cuyo autor, nacido en Cereté, es el inolvidable Cabo Herrán, “Luis Felipe Herrán y Herrán, de los caballeros del rey”, como solía presentarse en broma cuando conocía a una persona.

Del traguito a la nostalgia

Bueno. Ya sabemos que en sentido clásico y universal, guayabo es el árbol que produce guayabas, así como el papayo da papayas. (Qué vaina: ahora que menciono la palabra me salta a la cara el misterioso origen de otro colombianismo, dar papaya, que significa dar ventaja o arriesgarse a que suceda algo que no nos conviene. Pero ese será tema para otro día. ¿O es que ustedes quieren que me vuelva loco? Eso me pasa a mí por darles papaya).

Sigamos por donde veníamos. En el lenguaje coloquial colombiano, guayabo tiene dos significados propios pero muy distintos. Para empezar, entre nosotros guayabo es el malestar que siente el cuerpo al día siguiente de haber consumido licores en exceso. ‘Qué guayabo tan grande’, dice el pobre hombre, llevándose las manos a la cabeza. Le duele todo. Y, para completar, siente depresión y miedo. Ya sabemos que el guayabo verdadero no tiene cura. El único tratamiento posible consiste en beber agua, acostarse y esperar.

Pero también le decimos guayabo al sentimiento de añoranza que a veces nos invade el corazón. Es la nostalgia que sentimos por las personas ausentes, por los tiempos pasados, por los lugares que se fueron quedando en la distancia. ‘Cada vez que me acuerdo de Carmencita, me da un guayabo…’

Guayabo significa lo mismo desde La Guajira hasta el último rincón del Amazonas y desde el Pacífico hasta el Caribe


El guayabo de las gallinas

Ya sé que en castellano existen otras palabras para describir ambos fenómenos, pero en Colombia los identificamos con esa sola. Los hablantes de español le dicen a la añoranza melancólica morriña o saudade, dos palabras muy bellas pero extrañas a nuestro idioma. Morriña proviene del dialecto que hablan los españoles de Galicia, y saudade es de familia portuguesa.

Antes de seguir con este cuento, debo advertirles que la palabra guayaba, como nombre propio de esa fruta tan sabrosa, es anterior al descubrimiento de América. La inventaron los indios quechuas, en las montañas andinas, y los españoles la adoptaron.


He consultado medio ciento de lexicones y diccionarios de colombianismos, pero el único intento de explicar los orígenes del vocablo guayabo, como molestia etílica, lo encontré en las 'Apuntaciones idiomáticas y correcciones del lenguaje', publicadas en 1943, obra del médico y filólogo caldense Roberto Restrepo Ramírez, un admirable investigador de nuestra cultura popular.

Dice Restrepo que un campesino le contó, en cierta ocasión, que, “como usted sabe, señor, el guayabo es el árbol predilecto que las gallinas usan para dormir. Cuando una de ellas amanece triste, no hay poder humano que la haga bajar del palo, por lo cual los campesinos dicen que esa gallina está enguayabada. O sea, que está instalada en el guayabo. Eso es lo mismo que le sucede a uno al día siguiente de una borrachera”.

Les confieso a ustedes que a mí me parece bastante rebuscada esa explicación. Pero, como ya dije, es la única que he encontrado hasta ahora entre investigadores y lingüistas.

Chaqui, guatero, cruda

En cada país de habla castellana hay una palabra típica para referirse a los estragos etílicos de la mañana siguiente. En España, acogiéndose a los mandamientos del diccionario oficial de la lengua, los llaman “resaca”.

Pero en lo que hace relación con nuestros países, se impone el lenguaje coloquial y folclórico. En Venezuela hablan del ‘ratón’, del ‘chucaqui’ en Ecuador, en varias naciones de América Central le dicen ‘goma’ y en Bolivia lo llaman ‘chaqui’. En Perú le dicen, graciosamente, ‘la perseguidora’. Como usted puede verlo, el guayabo ha armado un auténtico zafarrancho.

El caso de Chile merece mención aparte: los chilenos le pusieron al pobre guayabo dos nombres diferentes: caña o guatero. (Y, si usted las junta, solo por jugar, le dan el término cañaguatero, que es el gentilicio de un hermoso barrio de Valledupar, inmortalizado en varias canciones vallenatas, según las cuales las cañaguateras son tan bellas que matan a los hombres. La palabra proviene del árbol luminoso del cañaguate, que desinfecta el suelo donde lo siembran. ¿Y qué tiene que ver Chile con Valledupar?, me preguntará usted. Bueno, para que vea todas las travesuras que se pueden armar cuando uno revuelve el lenguaje con un guayabo).

En México, Honduras y Guatemala, el pueblo entero usa el término ‘cruda’, como lo hemos comprobado en tantas películas y canciones mexicanas. En El Salvador le dicen ‘cruz’, como si fuera un martirio. Pero el único lugar donde a la resaca se le conoce como guayabo es Colombia.

Alemanes, franceses y Valle del Cauca

El inolvidable don Leonardo Tascón, nacido en Buga a mediados del siglo diecinueve, dedicó su vida entera a investigar el lenguaje y las tradiciones de su tierra. En el libro Diccionario de provincialismos y barbarismos del Valle del Cauca, no incluye la palabra guayabo, pero sí trae una curiosa definición de guayaba: dice que antiguamente, en esos parajes llamaban guayaba a una mentira que tiene apariencia de verdad.

Como si fuera poco, en Costa Rica le dicen guayaba a una variedad de plátano que tiene la cáscara amarilla y la pulpa blanca. 


El barranquillero Adolfo Sundheim, descendiente de viajeros alemanes, en su monumental Vocabulario costeño, que tiene casi mil páginas, dice que, en efecto, el guayabo es “malestar o modorra que se padece a causa de una embriaguez u otro exceso por el estilo, con dolor de cabeza y alteración de las funciones gástricas”.



Lo gracioso de todo esto es que, por lo que pude averiguar en otros idiomas, los ejemplos de diferentes lenguas demuestran que el mundo entero se divierte con el tema del guayabo: antiguamente, en Estados Unidos le decían hot coppers, “cables calientes”, que es como le queda la cabeza a uno a la mañana siguiente. Hoy, los gringos lo llaman hangover, que es estar colgando de algo. En francés, mal aux cheveux significa ‘me duele hasta el pelo’. Katzenhamer es ‘gato enloquecido’ en alemán. Y, en italiano, spranghetta quiere decir ‘aparato’ o ‘aparatoso’.

Lo que demuestra que el guayabo es, naturalmente, una calamidad universal y que cada idioma se las rebusca para definirlo a su manera.

El guayabo de pava

Por su parte, el estupendo Diccionario de colombianismos, del Instituto Caro y Cuervo, nos recuerda los dos sentidos que tiene la palabra guayabo en nuestro país: como tristeza o desazón que se siente por la falta de algo o de alguien y como malestar con el que se amanece luego de haber tomado en exceso.

Pero tampoco dice ni una palabra sobre el origen del término, su etimología o procedencia. Agrega, eso sí, una curiosidad: que en algunas regiones campesinas de Antioquia, Caldas, Amazonas, Boyacá y Santander llaman guayabo de pava a un árbol que alcanza hasta quince metros de altura y cuyas flores son comestibles.

Por allá en el siglo XVIII, los marineros que venían de España a comerciar en América cogieron la costumbre de decirle guayaba a una muchacha que les parecía muy bonita, y, en general, a toda persona joven y saludable.

El guayabo nacional

Debo hacerles una confesión, aquí entre nos, ahora que nadie nos está oyendo. La razón más poderosa que me hizo embarcar en esta investigación es que la palabra guayabo –en sus dos sentidos populares– me tiene sorprendido porque es uno de los pocos, poquísimos colombianismos que se usan en todo el país y significan lo mismo en todas partes. Es decir, son nacionales.

El lenguaje típico colombiano, más que nacional, es regional. Es muy cambiable. Varía de una ciudad a la otra y hasta de un barrio al otro. Las pruebas abundan: arriera, en Boyacá y Cundinamarca, es la mujer del arriero, el que conduce recuas de mulas; en el Caribe, en cambio, es una hormiga que destruye sembrados.

Por el contrario, guayabo significa lo mismo desde La Guajira hasta el último rincón del Amazonas y desde el Pacífico hasta el Caribe.

Epílogo


Como pueden comprobarlo ustedes mismos, el Diccionario de la Real Academia Española, que es el árbitro, la máxima autoridad en la cancha del idioma, reconoce que, en el sentido de resaca alcohólica, guayabo es término exclusivamente colombiano. Pero nada más. De aquello, nada. Nada de origen ni procedencia. Nada de etimología. Nos quedamos sin saber por qué a la resaca le decimos guayabo. Ni de dónde salió.

Pero yo, que no estoy dispuesto a soportar los sinsabores de este guayabo gramatical, seguiré buscando y rebuscando. ¿Ustedes me pueden ayudar a averiguarlo? Dios se los pague.

JUAN GOSSAIN
ESPECIAL PARA EL TIEMPO



miércoles, 19 de septiembre de 2018

Máquinas alucinantes de Andreas Wannersterdt

Hace unos años no toda máquina imaginada podía ser construida: los ingenieros trazaban bosquejos y hacían prototipos contando con que la precisión de su imaginación pudiera ser materializada. 

Ahora, con el advenimiento de los computadores, cualquier máquina imaginada es posible, aunque sea en una pantalla. 

A continuación, les comparto algunos videos del diseñador Sueco Andreas Wannersterdt

Máquinas verdaderamente alucinantes.