"SOMOS ENANOS EN HOMBROS DE GIGANTES" (Bernardo de Chartres - S. XII)

miércoles, 23 de agosto de 2017

Hacerse rico es cuestión de actitud

Una excelente entrevista que nos invita a cambiar nuestros hábitos para dejar de ser victimas de la pobreza. 

Hay que empezar a pensar diferente. 

miércoles, 16 de agosto de 2017

Todos y todas.

Continuo con mi cantilena gramatical.

Señoras y señores, niñas y niños, adultos y adultas, lectores y lectoras...

Aprendan de una vez que hay que hablar bien.

Les dejo este video que muestra lo absurdo de algunos politicos y periodistas que se empeñan en cambiar el idioma con el unico propósito de parecer incluyentes.




Vean también:  



miércoles, 9 de agosto de 2017

Ganar el baloto

De niño aprendí que conseguir dinero fácil no es tan fácil. 

Sin embargo, a lo largo de mi vida me he encontrado con muchas personas que confían en el azar, en cábalas, santos o dioses para conseguir fortuna.  

Creo que todos conocemos al menos a una persona que cada semana invierte unos pesos en conseguir un billete de baloto, un chance o una lotería. 

Si muchas de las personas hubieran recogido el dinero jugado a lo largo de sus años y lo hubieran invertido en algún negocio o en una idea novedosa a lo mejor hubieran logrado lo que la suerte no les dio.

Bien lo dice el Juan Diego Gómez, asesor financiero:  El Juego es el impuesto a la estupidez. 

Miren el video y lo entenderán:  


En lo personal no creo que mi futuro económico dependa de la suerte.  

Soñar no cuesta nada, pero comprar el baloto sí cuesta. 

miércoles, 2 de agosto de 2017

Historia de Antioquia por Libia Restrepo

El 11 de agosto de 1813, Antioquia declaró su independencia de España. 

Quiero en esta fecha compartirles una conferencia de la Historiadora Libia J. Restrepo donde hace un recuendo de 200 años de historia. 

Una historia de la que debemos  sentirnos orgullosos



Viva Antioquia.

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miércoles, 26 de julio de 2017

Dinero


En un pequeño pueblo no hay dinero.  La crisis económica ha afectado a todos y los habitantes apenas sobreviven con deudas y créditos. 


Por fortuna, llega un turista y entra en el único pequeño hotel del lugar. Pregunta al dueño del hotel cuánto vale quedarse una noche.   El gerente emocionado le dice que vale 100 Euros. 

El turista entrega el billete y le dice que le guarde la habitación, que en la noche se quedará. 

El dueño del hotel agarra el billete y sale corriendo para donde el carpintero que le hizo las camas. Le paga 100 euros que le debía y quedan a paz y salvo. 

A su vez el carpintero corre a pagar sus deudas con el dueño de la ferretería a quien le debía 100 euros. 

El ferretero recuerda que ha estado fiando la carne y corre a la carnicería para pagar sus deudas con el carnicero.

Éste toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.

El criador de cerdos sale corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales.
El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.

La prostituta con el billete en mano sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel.

En este momento entra el turista con una mala noticia.  Aunque el pueblo es muy agradable y el hotel acogedor,  le acaban de avisar de un negocio y no puede quedarse. Deberá viajar esa misma noche, por lo que pide que le devuelvan el dinero.



Nadie ha ganado un euro, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas pendientes y mira el futuro… ¡¡¡ con confianza !!!

Moraleja: “Si el dinero circula se acaba la crisis”.


Posdata:  la economía es un proceso dinámico.

A continuación les comparto un video de una comunidad de ayuda económica que pretende fortelecer la economia basada en las personas sin necesidad de intermediarios. 

Si al terminar el video estás interesado en participar por favor escríbeme a calveco@une.net.co para darte mayor información. 




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miércoles, 19 de julio de 2017

200 años de historia de la bicicleta.

Por estos días miles de personas están pendientes del Tour de Francia. Hace unos días era el Giro de Italia. 

Nadie puede negar la bicicleta ha sido uno de los más grandes inventos de la humanidad. 

A continuación les dejo un corto video sobre la historia de esta maravilla. 


Hasta la próxima semana. 

miércoles, 12 de julio de 2017

miércoles, 5 de julio de 2017

Poner o colocar?


Para los que dicen que solo las gallinas "ponen", les traigo éste artículo. Espero que pongan cuidado.

Al final pongo el autor y la fuente.




DIFERENCIAS Y SIMILITUDES ENTRE 

"COLOCAR" Y "PONER"


¿Cuáles son las diferencias y similitudes entre los verbos "colocar" y "poner"

El verbo "colocar" solo tiene cinco significados, mientras que el verbo "poner" tiene 44 y, eso, sin ir acompañado de otras expresiones, de donde podrían surgir muchas acepciones más. Son pocas las similitudes que existen entre ambos, varios los significados que comparten, pero, muchas las difrencias que los caracterizan. El problema, en la actualidad, es que muchas personas utilizan "colocar" para todo, cuando, en realidad, el verbo que se debe utilizar, en la mayoría de los casos, es "poner". Miremos los significados que tienen ambos verbos:

Colocar:

1) Se emplea, más exactamente, con el significado de ”poner algo en su debido lugar”.
2) Invertir dinero.
3) Acomodar a alguien, poniéndole en algún estado o empleo.
4) Encontrar mercado para algún producto.
5) Dicho del alcohol o de una droga: Causar un estado eufórico a alguien.

Poner:

1. Colocar en un sitio o lugar a alguien o algo.
2. Situar a alguien o algo en el lugar adecuado.
3. Disponer algo para un cierto fin. Poner la mesa.
4. Contar o determinar. De Guarne a Marinilla ponen 20 kilómetros.
5. Suponer (considerar a partir de indicios). Pongamos que esto sucedió así.
6. Apostar una cantidad.

7. Reducir, estrechar o precisar a alguien a que ejecute algo contra su voluntad. Poner en un aprieto.
8. Dejar algo a la resolución, arbitrio o disposición de otro. Yo lo pongo en ti.
9. Escribir algo en el papel.
10. Hacer uso de ciertos medios de comunicación. Poner una conferencia, un telegrama, un fax.
11. Dicho de un ave u otro animal ovíparo: Soltar o depositar el huevo.
12. Dedicar a alguien a un empleo u oficio.
13. Establecer, instalar. Puso un negocio.
14. Representar una obra de teatro o proyectar una película en el cine o en la televisión.
15. En el juego, arriesgar una cantidad de dinero.
16. Aplicar.
17. Hacer la operación necesaria para que algo funcione. Poner la radio.
18. Aplicar un nombre, un mote, etc., a una persona, un animal o una cosa.
19. Contribuir o colaborar con algo en una empresa o actividad. Él pondrá el dinero y yo el trabajo.
20. Prestar apoyo a una persona o a una causa. Se puso de mi parte.
21. Exponer algo a la acción de un agente determinado. Lo puso al sol.
22. Exponer a alguien a algo desagradable o malo. Lo puse a un peligro, a un desaire.
23. Escotar (dicho de una persona: Pagar la parte o cuota que le toca del gasto hecho en común por varias personas).
24. Añadir algo.
25. Decir por escrito. ¿Qué pone este papel? ¿Qué pone aquí?
26. Dicho de un jugador: En algunos juegos de naipes, tener la obligación de meter en el fondo una cantidad.
27. Tratar bien o mal a alguien de palabra u obra. Lo puso de oro y azul. ¡Cómo se pusieron!
28. Junto con algunos nombres, realizar la acción designada por estos. Poner en duda, en disputa.
29. Valerse para un fin determinado. Poner por intercesor, por medianero.
30. Causar lo significado por el nombre que sigue. Poner paz.
31. Establecer, imponer o mandar. Poner ley, contribución.
32. Tratar a alguien de un modo determinado. Poner a alguien de ladrón, por embustero.
33. Hacer adquirir a alguien una condición o estado. Poner colorado. Poner de mal humor.Ponerse pálido.
34. Oponerse a alguien, hacerle frente o reñir con él.
35. Vestirse o ataviarse. Ponte bien, que es día de fiesta.
36. Llenarse (mancharse, ensuciarse). Ponerse de lodo, de tinta.
37. Compararse, competir con alguien. Me pongo con el más pintado.
38. Dicho de un astro: Ocultarse en el horizonte.
39. Llegar a un lugar determinado. Se puso en Bogotá en diez horas.
40. Atender una llamada telefónica.
41. Comenzar a ejecutar una determinada acción. Ponerse a escribir, a estudiar.
42. Introduciendo discurso directo, decir (manifestar con palabras). Tu padre se puso «eso es verdad».
43. Dedicarse a algo o, especialmente, comenzar a hacerlo.
Se pone a jugar con otros niños y se olvida de todo. A eso de las nueve, me pongo a hacer la cena.
44. Alcanzar la cantidad de una cifra y, en especial, el importe de algo. La casa se puso en 300 millones.

Significados tomados del Diccionario de la Real Academia Española.

Por: Dora Luz Muñoz Rincón

Fuente: Universidad Pontificia Bolivariana

miércoles, 28 de junio de 2017

Midiendo el mundo

La ciencia moderna se basa en la medición de los fenómenos.   Toda ciencia requiere de magnitudes.

Alexander Von Humboldt afirmaba que había que medir todo aquello que no entendiéramos.

Les quiero compartir esta película que me encontré en Internet.  Habla de la vida de Carl Friederich Gauss y Alexander Von Humboldt. 


En el minuto 4:00  hay un interesante momento en que el maestro de Gauss, pone una difícil prueba calcular cuando suma 1+2+3+4+5... y así sucesivamente hasta llegar a 100. En la película el joven Gauss descubre su famosa fórmula de progresión aritmética.  


1+2+3+....n= n (n+1)
                     2

Una explicación fantástica...

Espero la disfruten  



Para los que no quieran o puedan ver la película, les explicaré la fórmula. 

Supongamos que queremos saber cuando suma la siguiente progresión. 

1+2+3+4+5+6+7+8+9+10

Gauss descubrió que 
1+10=11
2+9 =11
3+8 =11
4+7 =11
5+6 =11

11+11+11+11+11  ( 5 veces.)

Siempre la suma será la cantidad de elementos que se sumen mas 1. En este caso n sera igual a 10   

Solo hay que sumar n+1 la mitad de veces (en este caso la mitad de 10 que es 5)


1+2+3+4+5+6+7+8+9+10

n= n (n+1)
     2

n= 10 x 11
    2

n=55

Espero que les haya gustado. 


miércoles, 21 de junio de 2017

La mano del abuelo - Leticia Jaramillo

Un fantástico cuento de la escritora Leticia Jaramillo, del taller de escritores de Asmedas. 






Leticia Jaramillo: es una escritora, administradora y ama de casa nacida en Medellín. Dos de sus cuentos han sido publicados en las Memorias del taller de escritores. En 2014 publicó Mi negro hábito (novela). 
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Complemento la semana con estos otros cuentos: 


"Apariciones" - Juan Carlos Villegas 




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"Mamita no quiero parecerme a ella" - Julio César Gaviria.


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Estos  videos hacen parte de una  colección de cuentos leídos por sus autores en el municipio de  Don Matías, Antioquia, en un evento titulado "Derroche de cuentos"  y que contó con el apoyo de Teledomatías y Comarca Cultural 



Si quieren escuchar más historias hagan click en el siguiente enlace  Derroche de cuentos

miércoles, 14 de junio de 2017

Medicos con Incertidumbre

Como médico muchas veces me he visto con la incertidumbre de no saber qué diablos tiene mi paciente. Me he sentido impotente y asustado.  

Todos los que trabajamos en esta profesión lo hemos sentido, no una, sino muchas veces. Los médicos no somos dioses.  Somos humanos. 

Esta semana quiero compartir un texto del Dr Daniel Fichtentrei,  médico cardiólogo y escritor argentino del que les he compartido varias veces sus textos con su amable permiso. 

Para mis colegas, que sirva este documento como un homenaje. A mis pacientes, que les ayude a entender lo que pasa por nuestras cabezas cuando pretendemos ayudarlos. 


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¿Qué pasa por la cabeza de un médico que no sabe que tiene su paciente?


NO SABER


La incertidumbre y el método de una profesión caníbal. 

Autor: Daniel Flichtentrei Fuente: IntraMed



Un enfermo que no está bien pero que no muestra nada evidente es todo un desafío. Sabés que tiene algo pero ignorás qué. Pasás una hora interrogándolo con las mismas preguntas. “Empecemos otra vez desde el principio”, le insistís. Lo examinás otras tantas veces. Pedís análisis de laboratorio que no muestran nada concreto. Fiebre persistente sin leucocitosis, sin neutropenia, sin linfocitosis, sin sedimento urinario alterado, sin semiología respiratoria, ni digestiva, sin signos meníngeos, sin adenopatías, sin foco. ¡Fiebre, fiebre, fiebre! También se queja de agotamiento, desaliento, negativismo, anorexia, mialgias. ¡Tiene que tener algo y yo tengo que encontrarlo! Te alentás al mismo tiempo que te culpás. Vas construyendo una lista: infección urinaria; brucelosis, mononucleosis, citomegalovirus, tuberculosis, endocarditis, leptospirosis, micosis profundas, linfoma, vasculitis, fiebre paraneoplásica, hipotalámica, hipertiroidea, farmacológica, psicógena. ¿Lo interno? Mejor hago un registro horario de la temperatura en su domicilio primero. ¿Lo cultivo? Mejor espero un par de días para ver si se focaliza.


¿Por qué no me voy a dormir y mañana lo pienso otra vez? Cerrás los ojos. Pero ves citoquinas, granulocitos, esplenomegalia, hepatocitos, anticuerpos, virus y bacterias. Querés café, cerveza, chocolate. Vas hasta la cocina, abrís la heladera pero te das cuenta de que no tenías hambre ni sed. Querés salirte del caso por un momento para volver a él más despejado. Pero nada. No lo lográs. Él manda, vos obedecés. Te volvés a acostar. No podés dormir. Te levantás. Abris el Harison en el capítulo de FOD (fiebre de origen desconocido). Leés, leés, leés otra vez lo que ya sabías de memoria. Hiciste todo lo que había que hacer. Paso a paso, con prudencia.


Te acordás de un viejo maestro que te decía: “No te apures, tenés que esperar a los enfermos hasta que la enfermedad hable a través de ellos”. Era un viejo sabio y campechano: “escuchalos, observalos, tocalos, permanecé atento y concentrado hasta que la liebre asome la cola”. Apoyaba su mano enorme sobre mi hombro y me decía: "lo importante es que el enfermo mejore, no que vos ganes una medalla para tu autoestima". Claro, lo entendés, es verdad. Pero no podés evitarlo. También es un desafío personal. Esperar es la medida de la incertidumbre clínica; pero para mí es el mapa de mi ignorancia. ¡Tengo que saber!

Por la mañana vas a su casa, te plantás ante la cama del enfermo y desplegás toda la agudeza sensitiva e intelectual de la clínica. Sos un cazador al acecho. Te erizás. Agudizás tus sentidos buscando signos de alarma. Activás tus radares para encontrar la "cola de la liebre". Planteás hipótesis y las contrastás con los hechos. Las refutás hasta las últimas consecuencias. Deducís, inferís, abducís. Sos Sherlok Holmes, Auguste Dupin, Charles Sanders Peirce, Osler, Popper, Bunge, House. Pero volvés al punto de partida. Andás en círculos, mordiéndote la cola.

El enfermo te mira, su mujer te mira, sus hijos te miran, vos te mirás en sus ojos. "Tranquilos, hay que saber esperar. La naturaleza tiene sus tiempos"; les decís como si creyeras en eso. "Hay casos que se resuelven solos sin intervención del médico, el cuerpo es sabio". Vis medicatrix naturae.



Te acercás a la ventana de la habitación. Querés pensar sin esos ojos clavándose en los tuyos. Allá abajo, en la calle, un hombre joven se baja de un camión y descarga dos medias reses en una carnicería. Las lleva como si fueran de pluma. Tiene un trapo blanco sobre los hombros manchado de sangre oscura para proteger su ropa. ¿Y si yo fuera él?, pensás.

Esta profesión te come la cabeza. Es caníbal. No tiene horario. No te da tregua. Te chupa hasta la última gota de voluntad. Le exige a tus sentidos y a tu razón todo lo que tengan para dar. Tenés información, podés explicarte la fisiología, imaginar sus consecuencias, recitar causas y síntomas. Listas interminables de datos que orbitan en tu cabeza. Tipos de ictericia, causas de onda R alta en V1 en el ECG, ramas intra y extracraneales de la carótida, el score de Framingham, el de Galsgow, el de Hunt y Hess, los criterios de Jones. Todo perfecto, prolijo, vuelve a tu memoria cada vez que lo llamás. Sabés que hay una fase inmediata de intuiciones rápidas. El diagnóstico aparece como si se encendiera una luz. Pero has aprendido a desconfiar de esas iluminaciones. Entonces las cocinás en el horno de la razón. Despacio, sometiéndolas a prueba, refutándolas o confirmándolas. Otras veces esa luz no se enciende. Entonces llega un paciente y todo se pone confuso, borroso, sucio. Los criterios se superponen, los síntomas se esconden detrás de palabras que significan para él cosas diferentes que para mí. Todo se mezcla en una sopa de lenguaje, gestos, circunstancias. Traducís lo que te cuenta desde su lengua ambigua e imprecisa a tu jerga acotada e inapelable. Pero no sos idiota, sabés que gran parte de las cosas que importan se quedarán afuera. Que tu idioma pequeño y arrogante no puede nombrarlas. Cada caso es nuevo, diferente, único. La medicina te quiere entero, en cuerpo y mente. Es apasionante y agotadora. Alienante y enfermiza. Te saca del mundo. Te aleja de todo lo que importa. Es una boca inmensa y voraz. Este maldito laburo es el mejor trabajo del mundo.
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miércoles, 7 de junio de 2017

El nacimiento de la col. Rubén Dario

Una bellísima historia.



EL NACIMIENTO DE LA COL 


En el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas, y antes de que Eva fuese tentada por la serpiente, el maligno espíritu se acercó a la más linda rosa nueva en el momento en que ella tendía, a la caricia del celeste sol, la roja virginidad de sus labios.

-Eres bella.

-Lo soy, dijo la rosa.

-Bella y feliz -prosiguió el diablo-. Tienes el color, la gracia y el aroma.
Pero…

Pero?…

-No eres útil. ¿No miras esos altos árboles llenos de bellotas? Esos, a más de ser frondosos, dan alimento a muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco…

La rosa entonces -tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo que hubo palidez en su púrpura.

Pasó el buen Dios después del alba siguiente.

-Padre -dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza-, ¿queréis hacerme útil?

-Sea, hija mía -contestó el Señor sonriendo.

Y entonces vio el mundo la primera col.


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Ruben Dario. (1867-1916)

Felix Rubén García Sarmiento, fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense. Máximo representante del modernismo literario en lengua española. Es conocido como el Príncipe de las Letras Castellanas. 










miércoles, 31 de mayo de 2017

El regalo de los reyes magos. O. Henry.

Esta semana les traigo un excelente cuento de O. Henry.

Una verdadera obra de arte.


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EL REGALO DE LOS REYES MAGOS

Un dólar y ochenta y siete centavos. Eso era todo. Y setenta centavos estaban en céntimos. Céntimos ahorrados, uno por uno, discutiendo con el almacenero y el verdulero y el carnicero hasta que las mejillas de uno se ponían rojas de vergüenza ante la silenciosa acusación de avaricia que implicaba un regateo tan obstinado. Delia los contó tres veces. Un dólar y ochenta y siete centavos. Y al día siguiente era Navidad.



Evidentemente no había nada que hacer fuera de echarse al miserable lecho y llorar. Y Delia lo hizo. Lo que conduce a la reflexión moral de que la vida se compone de sollozos, lloriqueos y sonrisas, con predominio de los lloriqueos.

Mientras la dueña de casa se va calmando, pasando de la primera a la segunda etapa, echemos una mirada a su hogar, uno de esos departamentos de ocho dólares a la semana. No era exactamente un lugar para alojar mendigos, pero ciertamente la policía lo habría descrito como tal.

Abajo, en la entrada, había un buzón al cual no llegaba carta alguna, Y un timbre eléctrico al cual no se acercaría jamás un dedo mortal. También pertenecía al departamento una tarjeta con el nombre de “Señor James Dillingham Young”.

La palabra “Dillingham” había llegado hasta allí volando en la brisa de un anterior período de prosperidad de su dueño, cuando ganaba treinta dólares semanales. Pero ahora que sus entradas habían bajado a veinte dólares, las letras de “Dillingham” se veían borrosas, como si estuvieran pensando seriamente en reducirse a una modesta y humilde “D”. Pero cuando el señor James Dillingham Young llegaba a su casa y subía a su departamento, le decían “Jim” y era cariñosamente abrazado por la señora Delia Dillingham Young, a quien hemos presentado al lector como Delia. Todo lo cual está muy bien.

Delia dejó de llorar y se empolvó las mejillas con el cisne de plumas. Se quedó de pie junto a la ventana y miró hacia afuera, apenada, y vio un gato gris que caminaba sobre una verja gris en un patio gris. Al día siguiente era Navidad y ella tenía solamente un dólar y ochenta y siete centavos para comprarle un regalo a Jim. Había estado ahorrando cada centavo, mes a mes, y éste era el resultado. Con veinte dólares a la semana no se va muy lejos. Los gastos habían sido mayores de lo que había calculado. Siempre lo eran. Sólo un dólar con ochenta y siete centavos para comprar un regalo a Jim. Su Jim. Había pasado muchas horas felices imaginando algo bonito para él. Algo fino y especial y de calidad -algo que tuviera justamente ese mínimo de condiciones para que fuera digno de pertenecer a Jim. Entre las ventanas de la habitación había un espejo de cuerpo entero. Quizás alguna vez hayan visto ustedes un espejo de cuerpo entero en un departamento de ocho dólares. Una persona muy delgada y ágil podría, al mirarse en él, tener su imagen rápida y en franjas longitudinales. Como Delia era esbelta, lo hacía con absoluto dominio técnico. De repente se alejó de la ventana y se paró ante el espejo. Sus ojos brillaban intensamente, pero su rostro perdió su color antes de veinte segundos. Soltó con urgencia sus cabellera y la dejó caer cuan larga era.

Los Dillingham eran dueños de dos cosas que les provocaban un inmenso orgullo. Una era el reloj de oro que había sido del padre de Jim y antes de su abuelo. La otra era la cabellera de Delia. Si la Reina de Saba hubiera vivido en el departamento frente al suyo, algún día Delia habría dejado colgar su cabellera fuera de la ventana nada más que para demostrar su desprecio por las joyas y los regalos de Su Majestad. Si el rey Salomón hubiera sido el portero, con todos sus tesoros apilados en el sótano, Jim hubiera sacado su reloj cada vez que hubiera pasado delante de él nada más que para verlo mesándose su barba de envidia.


La hermosa cabellera de Delia cayó sobre sus hombros y brilló como una cascada de pardas aguas. Llegó hasta más abajo de sus rodillas y la envolvió como una vestidura. Y entonces ella la recogió de nuevo, nerviosa y rápidamente. Por un minuto se sintió desfallecer y permaneció de pie mientras un par de lágrimas caían a la raída alfombra roja.

Se puso su vieja y oscura chaqueta; se puso su viejo sombrero. Con un revuelo de faldas y con el brillo todavía en los ojos, abrió nerviosamente la puerta, salió y bajó las escaleras para salir a la calle.

Donde se detuvo se leía un cartel: “Mme. Sofronie. Cabellos de todas clases”. Delia subió rápidamente Y, jadeando, trató de controlarse. Madame, grande, demasiado blanca, fría, no parecía la “Sofronie” indicada en la puerta.

-¿Quiere comprar mi pelo? -preguntó Delia.

-Compro pelo -dijo Madame-. Sáquese el sombrero y déjeme mirar el suyo.

La áurea cascada cayó libremente.

-Veinte dólares -dijo Madame, sopesando la masa con manos expertas.

-Démelos inmediatamente -dijo Delia.

Oh, y las dos horas siguientes transcurrieron volando en alas rosadas. Perdón por la metáfora, tan vulgar. Y Delia empezó a mirar los negocios en busca del regalo para Jim.

Al fin lo encontró. Estaba hecho para Jim, para nadie más. En ningún negocio había otro regalo como ése. Y ella los había inspeccionado todos. Era una cadena de reloj, de platino, de diseño sencillo y puro, que proclamaba su valor sólo por el material mismo y no por alguna ornamentación inútil y de mal gusto… tal como ocurre siempre con las cosas de verdadero valor. Era digna del reloj. Apenas la vio se dio cuenta de que era exactamente lo que buscaba para Jim. Era como Jim: valioso y sin aspavientos. La descripción podía aplicarse a ambos. Pagó por ella veintiún dólares y regresó rápidamente a casa con ochenta y siete centavos. Con esa cadena en su reloj, Jim iba a vivir ansioso de mirar la hora en compañía de cualquiera. Porque, aunque el reloj era estupendo, Jim se veía obligado a mirar la hora a hurtadillas a causa de la gastada correa que usaba en vez de una cadena.

Cuando Delia llegó a casa, su excitación cedió el paso a una cierta prudencia y sensatez. Sacó sus tenacillas para el pelo, encendió el gas y empezó a reparar los estragos hechos por la generosidad sumada al amor. Lo cual es una tarea tremenda, amigos míos, una tarea gigantesca.

A los cuarenta minutos su cabeza estaba cubierta por unos rizos pequeños y apretados que la hacían parecerse a un encantador estudiante holgazán. Miró su imagen en el espejo con ojos críticos, largamente.

“Si Jim no me mata, se dijo, antes de que me mire por segunda vez, dirá que parezco una corista de Coney Island. Pero, ¿qué otra cosa podría haber hecho? ¡Oh! ¿Qué podría haber hecho con un dólar y ochenta y siete centavos?.”

A las siete de la noche el café estaba ya preparado y la sartén lista en la estufa para recibir la carne.

Jim no se retrasaba nunca. Delia apretó la cadena en su mano y se sentó en la punta de la mesa que quedaba cerca de la puerta por donde Jim entraba siempre. Entonces escuchó sus pasos en el primer rellano de la escalera y, por un momento, se puso pálida. Tenía la costumbre de decir pequeñas plegarias por las pequeñas cosas cotidianas y ahora murmuró: “Dios mío, que Jim piense que sigo siendo bonita”.

La puerta se abrió, Jim entró y la cerró. Se le veía delgado y serio. Pobre muchacho, sólo tenía veintidós años y ¡ya con una familia que mantener! Necesitaba evidentemente un abrigo nuevo y no tenía guantes.

Jim franqueó el umbral y allí permaneció inmóvil como un perdiguero que ha descubierto una codorniz. Sus ojos se fijaron en Delia con una expresión que su mujer no pudo interpretar, pero que la aterró. No era de enojo ni de sorpresa ni de desaprobación ni de horror ni de ningún otro sentimiento para los que que ella hubiera estado preparada. Él la miraba simplemente, con fijeza, con una expresión extraña.

Delia se levantó nerviosamente y se acercó a él.

-Jim, querido -exclamó- no me mires así. Me corté el pelo y lo vendí porque no podía pasar la Navidad sin hacerte un regalo. Crecerá de nuevo ¿no te importa, verdad? No podía dejar de hacerlo. Mi pelo crece rápidamente. Dime “Feliz Navidad” y seamos felices. ¡No te imaginas qué regalo, qué regalo tan lindo te tengo!

-¿Te cortaste el pelo? -preguntó Jim, con gran trabajo, como si no pudiera darse cuenta de un hecho tan evidente aunque hiciera un enorme esfuerzo mental.

-Me lo corté y lo vendí -dijo Delia-. De todos modos te gusto lo mismo, ¿no es cierto? Sigo siendo la misma aún sin mi pelo, ¿no es así?

Jim pasó su mirada por la habitación con curiosidad.

-¿Dices que tu pelo ha desaparecido? -dijo con aire casi idiota.

-No pierdas el tiempo buscándolo -dijo Delia-. Lo vendí, ya te lo dije, lo vendí, eso es todo. Es Nochebuena, muchacho. Lo hice por ti, perdóname. Quizás alguien podría haber contado mi pelo, uno por uno -continuó con una súbita y seria dulzura-, pero nadie podría haber contado mi amor por ti. ¿Pongo la carne al fuego? -preguntó.

Pasada la primera sorpresa, Jim pareció despertar rápidamente. Abrazó a Delia. Durante diez segundos miremos con discreción en otra dirección, hacia algún objeto sin importancia. Ocho dólares a la semana o un millón en un año, ¿cuál es la diferencia? Un matemático o algún hombre sabio podrían darnos una respuesta equivocada. Los Reyes Magos trajeron al Niño regalos de gran valor, pero aquél no estaba entre ellos. Este oscuro acertijo será explicado más adelante.

Jim sacó un paquete del bolsillo de su abrigo y lo puso sobre la mesa.

-No te equivoques conmigo, Delia -dijo-. Ningún corte de pelo, o su lavado o un peinado especial, harían que yo quisiera menos a mi mujercita. Pero si abres ese paquete verás por qué me has provocado tal desconcierto en un primer momento.

Los blancos y ágiles dedos de Delia retiraron el papel y la cinta. Y entonces se escuchó un jubiloso grito de éxtasis; y después, ¡ay!, un rápido y femenino cambio hacia un histérico raudal de lágrimas y de gemidos, lo que requirió el inmediato despliegue de todos los poderes de consuelo del señor del departamento.

Porque allí estaban las peinetas -el juego completo de peinetas, una al lado de otra- que Delia había estado admirando durante mucho tiempo en una vitrina de Broadway. Eran unas peinetas muy hermosas, de carey auténtico, con sus bordes adornados con joyas y justamente del color para lucir en la bella cabellera ahora desaparecida. Eran peinetas muy caras, ella lo sabía, y su corazón simplemente había suspirado por ellas y las había anhelado sin la menor esperanza de poseerlas algún día. Y ahora eran suyas, pero las trenzas destinadas a ser adornadas con esos codiciados adornos habían desaparecido.

Pero Delia las oprimió contra su pecho y, finalmente, fue capaz de mirarlas con ojos húmedos y con una débil sonrisa, y dijo:

-¡Mi pelo crecerá muy rápido, Jim!

Y enseguida dio un salto como un gatito chamuscado y gritó:

-¡Oh, oh!

Jim no había visto aún su hermoso regalo. Delia lo mostró con vehemencia en la abierta palma de su mano. El precioso y opaco metal pareció brillar con la luz del brillante y ardiente espíritu de Delia.

-¿Verdad que es maravillosa, Jim? Recorrí la ciudad entera para encontrarla. Ahora podrás mirar la hora cien veces al día si se te antoja. Dame tu reloj. Quiero ver cómo se ve con ella puesta.

En vez de obedecer, Jim se dejo caer en el sofá, cruzó sus manos debajo de su nuca y sonrió.

-Delia -le dijo- olvidémonos de nuestros regalos de Navidad por ahora. Son demasiado hermosos para usarlos en este momento. Vendí mi reloj para comprarte las peinetas. Y ahora pon la carne al fuego.


Los Reyes Magos, como ustedes seguramente saben, eran muy sabios -maravillosamente sabios- y llevaron regalos al Niño en el Pesebre. Ellos fueron los que inventaron los regalos de Navidad. Como eran sabios, no hay duda que también sus regalos lo eran, con la ventaja suplementaria, además, de poder ser cambiados en caso de estar repetidos. Y aquí les he contado, en forma muy torpe, la sencilla historia de dos jóvenes atolondrados que vivían en un departamento y que insensatamente sacrificaron el uno al otro los más ricos tesoros que tenían en su casa. Pero, para terminar, digamos a los sabios de hoy en día que, de todos los que hacen regalos, ellos fueron los más sabios. De todos los que dan y reciben regalos, los más sabios son los seres como Jim y Delia. Ellos son los verdaderos Reyes Magos.

FIN

miércoles, 24 de mayo de 2017

Test de personalidad. ¿con cual dibujo te identificas?

Hace poco navegando en la red encontré un curioso dibujo con una serie de personitas en un arbol:  Unas trepaban otras caían, y algunas solo estaban quietas. 

Mi invitación para ésta semana es que observen dicho cuadro y decidan con cual personaje se identifican.   (cada uno tiene un número) 

Aquí va. 


¿Ya escogiste el tuyo?

Dicho dibujo es una prueba creada por el psicólogo Pip Wilson para evaluar el estado anímico de los niños. Posteriormente la  prueba luego fue validada para adultos.  

Te invito a leer el significado del muñeco que elegiste.



Interpretación


1. Si has elegido las opciones 1, 3, 6 ó 7

Como habrás podido observar, todos los monigotes con los números 1, 3, 6 ó 7 están en plena escalada. Esto denota que eres una persona que trata de superar los obstáculos que se presentan en tu vida sin que se pueda poner cortapisas a tu creatividad. Eres una persona valiente, que no se achanta ante las adversidades y que busca, por encima de todo, alcanzar su propia meta. Sin duda uno de los mejores augurios del test, pues te vas a beneficiar de la condición de luchador.

2. Si has elegido las opciones 2,11,12, 18 ó 19

No sólo eres una persona sociable si has escogido estos números, sino que además eres una persona cuyo corazón le permite ayudar a los demás. Eres alguien bondadoso, que se vuelca con los que lo rodean y que, por tanto, eres considerado una gran persona. Respetado por todos, no sueles tener problemas a la hora de pedir ayuda a cualquiera si te es necesario, aunque normalmente tu capacidad para dar consejos también te hace ser una persona muy resolutiva.

3. Si has elegido la opción 4

El número cuatro se caracteriza por ser una persona feliz y conformista. No significa que no busques el éxito o las recompensas derivadas de él, es simplemente que no vas a hacer nada por lograrlo. Tus metas en la vida se resumen rápidamente con eso mismo, vivir. Posiblemente seas una de las personas más alegres de tu entorno, sin que suelas padecer problemas de ansiedad o depresión. Es por ello una de las mejores imágenes, pues no dependes de nada de tu entorno para sentirte completamente realizado.

4. Si has elegido la opción 5

Si te has sentido identificado con la opción 5 posiblemente estés pasando por un periodo de excesivo trabajo. Tu situación es completamente relajada, por lo que te ves privado de tu energía y sin ganas de hacer nada para cambiar la situación. Es un momento para pensar si realmente no necesitas cambiar algo o buscar aquello que te motive a moverte un poco para salir de esa especie de depresión que te empuja a quedarte inmóvil eternamente.

5. Si has elegido la opción 8

Las personas que eligen la opción 8 se consideran aisladas del resto, tienden a preferir su mundo interior antes que dedicarse a interactuar con lo que los rodea. Sin duda son personas que valoran su tiempo personal y su espacio por encima de compartir sus vivencias con los que le rodean. Esto te impide concentrarte en el trabajo, pues sólo te necesitas a ti mismo para llegar a sentirte bien. Es preciso que hagas algo para cambiar esta situación o acabarás por encontrarte un día tan sólo como quieres. Para bien y para mal.

6. Si has elegido la opción 9

La diversión es tu sello de identidad. Todo el mundo te considera una persona alegre y llena de emociones, convirtiéndote normalmente en el alma de cualquier fiesta a la que asistas. Te encanta la aventura, las emociones fuertes y los retos que te pongan a prueba. Sin duda, contigo es complicado pasarlo mal. Rebosas alegria y acabas contagiándola a todos por el camino. Debes saber que tenerte cerca es todo un regalo para los que te rodean, por lo que debes valorarte más.

7. Si has elegido las opciones 10 ó 15

Eres una persona con una alta capacidad de adaptación y conformismo. Esto te hace valedero del apodo de superviviente, pues te es indiferente lo que suceda a tu alrededor ya que siempre consigues sacarle un buen partido que te permita estabilizarte y crear una vida cómoda. Seguramente seas una persona muy sonriente y con pocas necesidades vitales, todas ellas normalmente cubiertas de sobra por las sorpresas que te ha ido deparando la vida.

8. Si has elegido las opciones 13 ó 21

La posición de tus brazos denota que eres una persona socialmente retraída y poco dispuesta a comunicarse con los demás. Esto te hace pasar por largos periodos de depresión y aislamiento social. Puede que necesites ayuda psicológica para conseguir superar esa barrera que te hace estar muy lejos de llegar a la felicidad. Procura plantearte la visita a un médico, pues no tienes por qué saber cómo lidiar con todos y cada uno de los problemas que te rodean.

9. Si has elegido la opción 14

Elegir como representativa la opción 14 te hace ser claramente un foco de atención, pues te encuentras en plena caída. Es clara la imagen con un giro emocional que te hace sentir desvalido y en proceso de descenso personal. Puede que estés pasando por este periodo en solitario, haciendo de tu propio estado una grave amenaza hacia ti mismo. Deberías tratar de buscar ayuda bien en tus amigos a través de un profesional psicólogo. No lo dejes pasar, pues posiblemente se acabe empeorando con el paso del tiempo.

10. Si has elegido las opciones 16 ó 17

Las dos contraposiciones de esta pareja los hace ir unidos. O bien te sientes querido y cuidado por un 17 o tal vez sientas que estás supeditado a sujetar las emociones o ayudando a cosechar los éxitos de un 16. Sea como sea te sientes muy unido a esa persona y te consideras parte indispensable de ese binomio, por lo que bien podría ser beneficioso agradecer o pedir agradecimiento que te haga caminar al lado de y no debajo o encima. Todo es cuestión de que sepas ceder y pedir a tiempo.

11. Si has elegido el número 20

Sin duda eres la persona que más alto ha llegado gracias a sus esfuerzos personales. Lograste alcanzar la meta emocional y ahora eres un referente para todos los que te siguen, lo que te hace convertirte en un líder natural que procura alcanzar la mejor posición posible. Ahora te resta saber sacarle partido a tu situación para que los demás aprovechen tus pasos y se sitúen en la cúspide de sus metas. Con ello seguramente te sentirás mucho mejor.


Interesante ¿no?. 

miércoles, 17 de mayo de 2017

La buena vida.

En 1994 iba a una reunión sobre juntas administradoras de hospitales cuando en el camino vi una valla que decía

"La buena vida es costosa:  
Las hay mas baratas, pero no son tan buenas"

Sobra decir que era una valla publicitaria que promovía la compra de un producto.  No estaba promoviendo la verdadera felicidad.

En ese momento de mi vida pensé que la valla estaba equivocada.  Hoy, un cuarto de siglo después sigo pensando lo mismo.

A continuación  les comparto un video de la conferencia TED donde el  Dr Robert Waldinger  habla de un estudio realizado por la Universidad de Harvard desde 1938 donde se ha hecho seguimiento a 724 hombres para ver qué cosas los hacía felices.   El estudio sigue aún en curso y muestra algo sorprendente:  no es el dinero o el estatus social lo que da la felicidad.  Son las buenas relaciones que tenemos con los demás.  




miércoles, 10 de mayo de 2017

Betsabé

Según la historia sagrada, el rey David vio desde la terraza de su palacio una mujer que se bañaba y se enamoró de ella.  Cuando preguntó quién era ella, le respondieron que era Betsabé, la esposa de Urías el hitita. (Samuel II 11:1-25)

David,  rey de Israel,  ordenó que la trajeran a su palacio y cometió adulterio con ella. 

Al quedar Betsabé en embarazo, David ordenó a Urías que se encontraba en batalla, que volviera donde su mujer y la "atendiera" para que el embarazo no fuera sospechoso. Urías se negó a ir a su casa ya que la costumbre determinaba que un soldado no debía tener relaciones con su mujer mientras estuviera en guerra. A pesar de la insistencia del rey, Urías no se acostaría con Betsabe ni dormiría en su cama mientras sus compañeros estuvieran en el campo de batalla. 

Ante la negativa, David ordenó que en la siguiente lucha Urías fuera puesto en la primera linea en el sitio más peligroso y que sus compañeros se apartaran para que él muriera.  

Esta semana les traigo a Betsabé, la mujer que deseó David, según lo plasmó el joven escultor Benjamín Victor quien muy amablemente me autorizó a publicar las fotografías. 

Una verdadera obra de arte. 

 

 






La escultura es en bronce y mide un tercio del tamaño real.   

Si quieren saber mas sobre Benjamin Victor hagan click en el siguiente enlace. www.benjaminvictor.com/